La educación en el cine, y el verso (más bien prosa poética) de mi aportación a la educación
Por si no sabéis de qué va, os lo cuento rápidamente. Tras la Segunda Guerra Mundial, Clément Mathieu, un músico en paro, empieza a trabajar de vigilante en un internado de reeducación de menores, Fond de L’Étang (Fondo del Estanque), un nombre cuanto menos acertado para este centro. Muchos de los niños que a él acuden son huérfanos o sus familias no están en la mejor situación económica, y son, por así decirlo, bastante conflictivos en general.
A lo largo de
la historia podemos ver el contraste entre dos visiones de la enseñanza. Voilà la razón por la que esta película
me ha parecido perfecta para la entrada de hoy. Cuando Clément llega a la
escuela se encuentra con los métodos disciplinarios y autoritarios del director
Rachin, basados en un principio de acción-reacción. Esto me ha recordado mucho
al método del “castigo ejemplar” que vimos en la clase de sociología, que se
basa en el aprendizaje por obediencia, y en la aplicación de una sanción
(reacción) cuando el niño comete una transgresión (acción). Creo que este
sistema, dentro de la clasificación de Fullat, se adscribe en la categoría de
Pedagogía Tradicional, definida como un modelo que da importancia al docente
sobre el discente mediante la imposición de sus valores y la administración de
premios y castigos. Si veis la película (o la recordáis si ya la habéis visto),
os podréis dar cuenta claramente de que la educación que recibían los niños en Fond de L’Étang coincide totalmente con
este método.
Por otra parte,
las cosas comenzaron a cambiar cuando Clément llegó al centro. Desde el
principio se sintió reticente a aceptar los métodos de Rachin y busca conectar
con los alumnos en un intento de hacerles más amena su vida en el internado.
Para ello, empieza a enseñarles música y descubre que esta despierta su interés,
incluso a los estudiantes más complicados. Así pues, toma la decisión de formar
un coro con los internos que de alguna manera funciona como proyecto común y
sirve para que los chicos se relajen, lo que lleva a que causen menos
problemas. En cierto modo también funciona como instrumento disciplinario, pero
completamente diferente del método acción-reacción. Los estudiantes sienten que
tienen un objetivo que quieren alcanzar y se enfocan en conseguirlo. Atendiendo
a la clasificación de Fullat, creo que este sistema se adscribe en la Pedagogía
Activa, si bien es un intento de acercarse a ella más que un ejemplo pleno. La Pedagogía
Activa supone una alternativa a las pedagogías tradicionales dando protagonismo
al discente por encima del docente y utilizando las actividades lúdicas como
metodologías. El coro y la música podrían interpretarse como la metodología,
hasta cierto punto lúdica, que Clément Mathieu pone en práctica con los chicos.
En pocos meses
el vigilante consigue ganarse su aprecio y cariño, mientras que Rachin tan solo
recibe odio y rencor por parte de los internos. Esto, junto al hecho de que, al
estar los estudiantes más relajados gracias al coro, su rendimiento (o al menos
su interés) en otras asignaturas mejora, pone de manifiesto las ventajas del
diálogo sobre la imposición del castigo.
Por último, me
gustaría introducir mi contribución al mundo en materia educativa con la frase de
Pierre Morhange (el estudiante protagonista de la película) que concluye la misma:
Clément Mathieu siguió enseñando música
hasta el final de sus días. Sin intentar darse a conocer. Todo lo que hacía se
lo quedaba para él. ¿Para él? No, no solo para él. Con esto Morhange hace
referencia a todo lo que el vigilante les aportó a través de la música, les
ayudó a mejorar como personas y a tener unas aspiraciones en la vida más allá
de sobrevivir en un internado. Me gustaría que mis futuros alumnos sientan que
les he aportado algo significativo para la vida. Yo no quiero quedarme para mí
esta pasión que siento por los idiomas, quiero poder transmitírsela a mis
alumnos, que experimenten lo bonito que es poder comunicarse y entenderse con
una persona del otro lado del planeta. Quisiera que las personas a las que
enseñe, ya sea inglés o español para extranjeros (o incluso otras lenguas que espero dominar en algún momento, como el francés que viene muy a cuento con la entrada de hoy), sientan que lo que han
aprendido les va a resultar útil en la vida y les ayude de un modo u otro a ser
mejores personas, a poder entender puntos de vista y costumbres de otras
culturas. Más allá de yo ser una herramienta para facilitar la comunicación
entre dos personas, quiero proveer a mis alumnos de las herramientas necesarias
para que ellos puedan comunicarse con todas las personas que quieran. Esta es,
en definitiva, la contribución que quiero hacer en el mundo de la educación.
Juzgando la pasión con que hablas de esta película, he decidido que tengo que verla. Tuve la oportunidad hace años pero la dejé pasar, por algún motivo. Me llama mucho la atención la última frase de Clément Mathieu que mencionas, ya que también opino que hay que hacer algo por motivos de mayor peso que "ser conocido" o "que se sepa lo que haces" con el fin (ya sea único o no) de tener ganancias materiales.
ResponderEliminar¡Hola Mauricio! Espero que no te defraude entonces, ya me contarás si te gusta, si finalmente la ves. Estoy segura de que tú a través de tu música también tendrás una influencia muy positiva en tus alumnos :)
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